Semanario
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Viernes, 14 de marzo de 2003

 

Timothy J. Kehoe, catedrático de Economía de la Universidad de Minnesota

"Los gobiernos han acelerado y prolongado las crisis en América Latina"

Este economista estadounidense, grande y hablando un español con un fuerte acento americano, ha estudiado las profundas crisis económicas de Latinoamérica y su diagnóstico no deja lugar a dudas: son las políticas económicas de los gobiernos las que agudizan esas crisis y las hacen más duraderas. El profesor Kehoe está esperanzado con el Brasil de Lula da Silva y achaca a la falta de políticos responsables la actual situación en Argentina.

Por Miguel Humanes

- ¿Por qué las economías latinoamericanas son más volátiles y sufren crisis más severas que Europa y EEUU?

- La verdad es que es una pregunta importante y no voy a poder darle una respuesta plenamente satisfactoria, es un asunto que tenemos que estudiar más. Nuestra teoría nos indica que probablemente la razón es una inadecuada política de los gobiernos. Cuando observamos los datos, vemos que en Europa Occidental y Norteamérica (Canadá y EEUU), con algunas excepciones que llamamos depresiones y que no son nada frecuentes, el crecimiento es muy suave. Aquí en España se dice en ocasiones que hay crisis, pero si miramos la tendencia, se trata de fluctuaciones muy moderadas, pero las llamamos así, "crisis". En América Latina en contraste, una crisis normalmente es mucho más grande, una reducción de la actividad económica muy fuerte. En Argentina vamos a ver (aunque no tenemos todos los datos de 2002) una caída de la actividad económica de casi el 20%, que es algo fuerte. Y esa situación empuja a gente con formación a la calle para pedir dinero o para buscar algo en la basura... es algo triste y fuerte. Es una realidad que, con algunas excepciones como EEUU en los años 30, no vemos en los países avanzados. Lo que quiero decir es que cuando miramos los datos y analizamos esas caídas, no responden al ciclo económico. A una prolongada y severa reducción en el nivel de actividad le llamamos "depresión" y son frecuentes en América Latina. Toda la región sufrió una depresión en los años 80, en Argentina ahora mismo estamos en una depresión severa... Entonces los shocks en los términos reales de intercambio o choques de tipos de interés no pueden ser la causa de algo tan grande, tan prolongado. Después de analizar distintas explicaciones, lo que parece más obvio es que la responsable de estas graves y duraderas crisis es la política del gobierno.

- Usted, junto con otros profesores, ha estudiado los casos de México y Chile y se cumple su teoría, ¿no?

- Sí, así es. Los profesores chilenos Raphael Bergoeing y Raimundo Soto, mi hermano Patrick Kehoe, que también es economista, y yo hemos realizado un estudio comparando los casos de Chile y México. ¿Por qué estos dos países? Porque son dos casos que parten de situaciones similares y evolucionan de manera muy distintas. Ambos sufrían depresiones a principios de los años 80, pero Chile salió rápido y en las últimas dos décadas ha registrado un crecimiento económico espectacular. México, por el contrario, hasta 1995 tuvo crisis recurrentes. Los últimos seis o siete años han sido buenos para México y esperamos que esto sea lo que vamos a ver en el futuro. Pero México tuvo una crisis de 13 años y ha perdido como un 30% de su crecimiento potencial. Esto no es una crisis como las de Europa, EEUU o Canadá, esto es una verdadera depresión. Y a tenor de las distintas respuestas de estos dos países a esa situación de crisis, hemos decidido que la explicación más consistente es la diferencia entre las políticas económicas seguidas por los gobiernos chileno y mexicano.

- ¿Y cuál es esa diferencia entre esas dos políticas económicas?

- Claro, no es cualquier tipo de diferencia. La verdad es que en los años a los que nos estamos refiriendo, México llevó a cabo reformas importantes, como la comercial, que se ha traducido en importantes crecimientos de su comercio internacional. Esta no fue la clave de la diferencia con Chile. México realizó reformas fiscales, pero esta tampoco fue la diferencia, la gran diferencia quizás fue en la banca. Chile diseñó un sistema bancario que ofrecía a las empresas préstamos a un tipo de interés de mercado mientras que en México hasta 1991 el Gobierno tenía el control del sistema bancario, que ofrecía préstamos a algunas empresas, no a todas, y a tipos de interés muy bajos. Las empresas mexicanas con acceso al crédito en aquella época eran, en general, empresas ineficientes. Ese fue el problema. El Gobierno quería mantener el empleo, algo que en principio es buena idea, pero la política del Gobierno provocó que los subsidios fueran a parar a manos de empresas ineficientes porque el Ejecutivo no quería que se produjeran quiebras entre las grandes empresas. Es triste observar lo que pasó, pero en un periodo de 15 años, México no tuvo nada, nada, nada de crecimiento económico.

- ¿Y cuándo cambió todo esto en México?

- Esto cambió con la crisis de 1995 porque el Gobierno no podía continuar con ese sistema y la verdad es que ahora la esperanza es que México va a crecer. El país reformó sus leyes de quiebra en 2000, también ha habido reformas en la banca, aunque todavía los bancos no gozan de muy buena salud en términos de sus operaciones, pero... vamos a ver en el futuro. Pero este no es un problema exclusivo de Latinoamérica, mira Japón. Lo que pasa en América Latina es que este problema es endémico. Pero Japón está en esta misma situación desde 1991, el problema es que cuando una crisis empieza, la reacción normal del gobierno en un intento por mantener la estabilidad, puede ser cerrar sus fronteras (barreras comerciales), da subsidios a empresas con problemas... y cuando tienes una política masiva de protección, con subsidios, puede desencadenar el tipo de problema que hemos visto en la región y recientemente en Japón.

-¿Y por qué eso no pasa en Europa o EEUU?

- Lo que pasa es que en América Latina hay muchos cambios en la política. Aquí en Europa occidental o en los países ricos de América del Norte nos quejamos a veces del sistema de gobierno porque es muy aburrido. A veces en el debate político aquí, en España, antes de unas elecciones, la gente se queja de que no hay diferencia entre las políticas del Partido Popular (actual partido gobernante) y las del Partido Socialista Obrero Español (PSOE, la principal fuerza de la oposición). En EEUU nos quejamos de que no hay tanta diferencia entre los republicanos y los demócratas. Pero esto es un buen síntoma, que haya estabilidad de las políticas. Ahora mismo Chile tiene un Gobierno socialista y su política económica es casi idéntica a la de los democratacristianos del Gobierno anterior porque hay estabilidad política. El problema en América Latina es que no hay esta estabilidad, el gobierno siempre está tratando de resolver problemas con cambios fuertes en la política y la experiencia puede ser buena (como en el caso de Chile), pero en general produce volatilidad.

- Y hablando de cambios bruscos de gobierno, ¿qué le parece la llegada al poder de Lula da Silva en Brasil?

- La verdad es que cuando pensamos que las cosas van a ser peores en Brasil, la buena noticia de 2003 es el comportamiento del Gobierno de Lula da Silva. Los mercados financieros temían una política radical por parte de Lula tras escuchar sus declaraciones quejándose de la deuda externa y lo cierto es que estamos viendo una política radical, pero radical en un sentido muy responsable. Cuando el presidente Lula ha decidido aumentar gastos sociales, él entiende que al mismo tiempo tiene que reducir gastos en otros campos para no tener una política fiscal irresponsable y la verdad es que hasta ahora su comportamiento está resultando una grata sorpresa y la actitud de los mercados financieros ha cambiado radicalmente. Y yo he de incluirme entre los que han cambiado la percepción hacia el Gobierno de Lula. El pasado otoño yo era muy pesimista sobre Brasil y ahora estoy como casi todo el mundo, veo mucha esperanza en ese país. En Perú también con el nuevo Gobierno. Parece que las perspectivas son muy buenas. Pero volviendo al ámbito de la región, el problema en América Latina es que tiene la tradición de que cuando en un país tiene problemas, se necesita un líder fuerte. Y un líder fuerte impone políticas fuertes y a veces esas políticas no tienen en cuenta de toda la perspectiva de las consecuencias que pueden ocasionar. Este ha sido el gran problema, con cambios tan bruscos. El caso de Lula en Brasil es distinto. Él quiere gastar más en partidas como educación, salud pública..., pero él entiende que hay límites en lo que puede hacer y para gastar más en estas áreas, tiene que reducir el gasto en otras, como ya lo está haciendo en armamento.

Profesor, y la cruz de esa misma moneda, la de Brasil, ¿sería Argentina?

Yo estuve en agosto en Buenos Aires y la verdad es que la situación es muy triste. Pero pensando en la situación política, lo que sucede es que la gente ha perdido la fe en el sistema. Si hablas con un taxista, con un transeúnte, etc. No distingues entre políticos de izquierdas o de derechas, para ellos todos son ladrones. Que se vayan todos, dicen. Pero lo cierto es que, desafortunadamente, esta actitud es un poco justa porque el gran problema de Argentina ha sido la falta de liderazgo responsable. Hablando del Plan Convertibilidad, que tuvo un impacto muy bueno al reducir la inflación de tasas que se contabilizaban en miles a casi a cero, aunque ahora después de todos los problemas se diga que fue muy malo fijar el valor del peso al del dólar en la relación uno a uno. Pero, ¿qué pasó? Que el presidente Menem, que quería continuar su mandato no sólo más de una vez, sino más de dos, había adquirido importantes compromisos sobre gasto público con los políticos del país, los gobernadores de las provincias, pero el Gobierno no tenía una política fiscal responsable, estaba gastando más de los que ingresaba por impuestos. Entonces, el Plan de Covertibilidad no podía sobrevivir a este tipo de déficit crónico. La situación se fue deteriorando y con de la Rúa, que no era un líder fuerte, la falta de consenso entre el presidente, los partidos en el Congreso y los gobernadores de las provincias generaron una situación insostenible. Al final, en el verano de 2001, el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, sacó adelante una ley de déficit cero para controlar los gastos del Gobierno. Y el resultado fue la proliferación de bonos locales (patacones, lecops, etc.) que funcionaban como medio de pago, como papel moneda, hasta los propios departamentos gubernamentales emitían sus bonos, no había ningún control, no había consenso, no había cooperación y no había un liderazgo responsable. Si le preguntas a un argentino quién fue el responsable de la crisis, ¿el FMI, el precio de las materias primas...? No, él te dirá que la crisis se debió a la falta de políticos responsables.

RGN MCR PLT

 

   

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